Pensar

He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
de como ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,
y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
Pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.

Una carta de amor

Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,

como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco,
yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.


Julio Cortazar

Extrañarte, pensarte


Extrañar(te) me hace bien, me hace pensar(te), imaginar(te); dialogar con mi cabeza sobre qué decir, que vas a responder y como se va a desarrollar la conversación, el día y la vida. Me hace pensar en tu cuerpo, en tu sonrisa y en la música de tus labios la cual creo yo solo puedo interpretar. Te escucho en cada canción que pongo y me hace querer seguir caminando para notar lo raro que se siente deambular sin mirar al costado.

Se que es raro entenderme; pero hay momentos en donde extrañar es tan necesario como respirar. No importa adonde o en donde este, siempre estoy pensando en vos. Siempre. Siempre extrañándote.

Sufro tu ausencia. Y a partir de ese sufrimiento es que después disfruto todo el tiempo en el que se, que estarás conmigo. Incluso, desde que ella, la ausencia, se interpuso entre nosotros, no he encontrado figura comparable. Tenemos unos resortes secretos en el corazón que, movidos por algún objeto, presente o ausente, que se muestra ante nuestra imaginación (¿O debería decir conciencia?), impulsan nuestra alma con tanta fuerza hacia ese objeto que su ausencia se vuelve insoportable.

Me puse a consolarla, a ella; a buscar razones que la explicaran, a ofrecer argumentos y pruebas. Hay en el mundo demasiados artistas de la palabra, demasiados adoradores de la forma, demasiados espíritus vacíos que solo a la ley de las proporciones saben obedecer, y yo no quiero ser uno de tantos habladores que, en tanto que llenan de palabras sonoras el ámbito en que se mueven, son radicalmente incapaces de realizar lo que mas falta hace en el mundo: Ejecutar, realizar, accionar. Vivir.

Ni la ausencia ni el tiempo son nada cuando se ama.




¿En qué hondonada esconderé mi alma para que no vea tu ausencia que como un sol terrible, sin ocaso, brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta, el mar al que se hunde.

Jorge Luis Borges

El Intocable

Nacer, crecer, reproducirse y morir.

Cuatro acciones cuatro definen toda nuestra existencia llevada a la máxima abstracción posible.

Todo acontece en ese instante llamado vida y de golpe, todo se apaga, todo se consume y se acaba. Y no hay desfile. No hay discurso, ni multitudes; no hubo banda de sonido, ni palabras que intenten calmar ese vacío que todos, algún día dejaremos en alguien.
Nunca entendí el simbolismo de tirar tierra. ¿Cada persona lo hará con la misma finalidad? Se que se supone que es un momento para dejar ir, para olvidar. Pero el amor no se olvida. Me siento incapaz de olvidar los momentos que compartimos juntos.

¿Qué se supone que pueda escribir que me haga sentir mejor? ¿Cómo se supone que puedo sentir dolor cuando el mundo me pone a prueba todos los días? Es cierto que jamás tuve sensibilidad para esas/tas cosas, pero quiero creer que, en mismas proporciones, el mundo no me ha dado oportunidades para hacer una prueba fehaciente de lo que puedo llegar a ser capaz.

Yo creo en un alma inmortal. La ciencia ha demostrado que nada se desintegra en la nada. La vida y el alma, por lo tanto, no puede desintegrarse en la nada. Quiero creer. Necesito creer. Quiero creer que estas por acá, en la briza que entra por mi ventana; en el rayo de sol que aparece desconcertante de la lluvia al cruzar la nueve de julio; que incluso ese mismo día, tu día, tu último día, apareció un micro lleno de gente vestida de roja. Quiero creer que ahora si, podes hacer honor a tu nombre.

La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es.

Espero que, sea lo que sea, la estés disfrutando a tu modo y que siempre estés en ese lugar que te corresponde: Mas allá del bien y del mal...

Debo enfrentar mi destino


Si hay algo que si tengo que agradecerle a mis viejos es que nunca me obligaron a estudiar alguna carrera en particular.

Entonces, ¿Por qué me cuesta tanto tomar la determinación a hacer algo que puede ser lo que verdaderamente estoy buscando? ¿Es miedo? ¿Mi inseguridad? ¿Incertidumbre? Osea, ¿Hacia donde me trajo el destino ahora, hoy? ¿Y me es suficiente?

Se que soy fácil. Debo admitir que me compró desde el primer momento en el que dijo pensa distinto; y, aunque intenté ser imparcial, varias certezas a medida que pasaban los minutos me hicieron pensar que por primera vez, estoy por empezar un camino correcto.

Entonces, ¿Qué no me termina de cerrar? ¿Qué duda aún navega por mi miedo abierto?

Siempre dicen que los cambios no se deben consultar con nadie. Solo cinco personas lo saben y si bien todos entraron en shock cuando abrí mi boca, a todas les pude demostrar, con argumentos válidos, como la desición parece la correcta; por lo que tengo que empezar a creer (además de en mi mismo) que hay mas vida de la que yo creo que hay. Todo el mundo busca la felicidad, Y hay un medio seguro para encontrarla. Consiste en controlar nuestros pensamientos. La felicidad no depende de condiciones externas, depende de condiciones internas.

¿Será entonces que me tengo que dejar guiar por esta corazonada que siento?

Estoy por tomar una detemimacion mas que importante; mas que, conociendome esta es una de esas cosas que te define, que no hay vuelta atrás. Es como cuando te dan a elegir un instrumento y seleccionas la batería: te den lo que te den, sabes que eso es lo que vos queres y no hay manera que te hagan cambiar. Vivir, es asombrarse de estar en el mundo, sentirse extraño, llenarse de angustia ante la contingencia de dejar de ser, comprender la constante probabilidad de extraviarse, la necesidad de hacer amigos entre nuestros con seres, la contingencia de que sean enemigos, y estar alerta a lo genuino y a lo espurreo, a la verdad y al error.

Y ya no me asombro tan facilmente como antes...

¿Habré venido YA sabiendo que iba a decir que si?

tincho.- on iPod

Silencios

Hemos pasado horas enteras en silencio. Sin decirnos una sola palabra, pero sin sentir un vacío entre nosotros. Y a eso llamo yo afecto, ¿entendés? A esa plenitud tranquila, que sólo siente uno... con el otro.

¿Nos estaremos hablando sin palabras? ¿Con el simple galopar del corazón?

No. No es que le falte el sonido, es que tiene el silencio. El silencio de mirarte cuando cierro los ojos. El silencio de mis sueños que no dejan de pensarte. El cosquilleo que recuerdo de tus suaves dedos sobre mi pierna. El silencio contiguo de querer decirnos de todo, sin decirnos nada. El silencio de mis suspiros que ya no existen; que ya no salen...

Lo mejor de recordar es que puedo regresar cuando lo deseo; nadie (me) puede robar o impedir eso. Quizá, lo que más me impacta es que, siempre que vuelvo, el recuerdo es diferente. Y si el recuerdo es diferente, yo también lo soy.

Hace días que vengo intentando escribir. Debo admitir que ha pasado bastante tiempo desde la última vez que escribí y eso me genera cierta ansiedad y necesidad, en iguales proporciones. He intentado leer otros libros, escuchar otras canciones, pensar en otros futuros, soñar con esas cosas que no quiero esperar, mirar en todas las direcciones posibles al punto de conseguir un profundo y permanente dolor muscular. Creí, que con toda esa inspiración, las palabras aparecerían solas, pero no fue así; basta sólo con pensarte para que mis manos se automaticen y quieran plasmar lo que siento. Imaginé, que tenía que salir a caminar por la lluvia; esa lluvia que es nuestra única compañía silenciosa. Que nos une, que nos enamora; pero lo único que conseguí fue un simple resfriado, que aún hoy me recuerda que debería de escribir mas impulsivamente, con emoción, corazón y menos mente. Aunque prefiero pensarte en silencio -ese silencio que te ensordece-, mirando pasar el mundo por la ventana de mi escritorio.

Trato de no pensar en vos, pero nada me sale como quiero. Por eso es que te necesito envuelta en mis brazos. Por eso el resto del tiempo, lo dedico a sueños inconfesables.

Por ejemplo... A veces, estando conmigo a solas, con tus manos entre las mías... como ahora, como antes... juro que el mundo se paraliza...

Toma mi mano

Toma mi mano,
hazme sentir que estás cerca
en la novedad de esta hora
en que mi mano es nueva en tu mano,
y es mi mano porque tú la tomas
y mi pecho ha quedado silencioso como ella, anhelante,
en el banco arrobado, suspendido por todas las estrellas.

El viento frío

El viento frío tocó sus pelos sucios, grasosos y no pudo evitar levantar la cabeza y sentir toda la vida de la naturaleza en el esplendor de su frente. Mientras lo hacía, empezó levemente a cerrar los ojos y comenzó a sentir como los sentimientos se adueñaban de sus sentidos; su vista se infundía en la oscuridad de la luna y sintió como su alma se transportaba a un lugar mejor. Se dejó llevar por el unísono tono de la música en sus oídos y ese fue el disparador para que sus ojos se llenaran de lágrimas que, difícilmente pudo contener y peor aún, disimular. Los autos pasaban, la gente (lo) miraba pero a él nada le importaba: Estaba feliz de poder disfrutar y exteriorizar su tristeza.
 
¿Se puede sentir una tristeza alegre? Se preguntaba mientras pensaba en sus pelos al viento, en el contraste de sus labios con el rojo del sol, en sus botas desgastadas de tanto caminar. Sin darse cuenta, se encontró en un lugar en el al que había jurado no regresar: En ese extraño mundo donde ella aún existe, en una realidad paralela que no tiene límites, de la cual nunca es complicado y doloroso entrar aunque no es fácil salir. Porque por eso la gente sueña y duerme; la gente no quiere dormir, quiere vivir; pero quiere dormir para soñar. ¿Por qué es tan importante soñar? Porque en los sueños ella sigue viva, infinita. Inmortal.
Miró su reloj y se le erizó la espalda: Sabía que la hora de de las palpitaciones llegaría una vez mas y, una vez mas, se rendiría a ella sin siquiera ofrecer resistencia.

Allí se encontraba él, en esa esquina lejos de si mismo, a la espera de un acontecimiento (intrascendente) del que nada había que esperar. Pensando en un pequeño todo que se iba generando con el pasar de los recuerdos, de sensaciones, de nudos en el estómago. Sacó el celular de su campera y sin que ninguno de los 248 músculos de su cuerpo lo detuvieran, comenzó a marcar su número tan solo para oír su voz, para saber que existía y que su pensamiento y esa maldita fuerza de atracción existe. Existe no, se consigue. Que ambos estaban mirando la misma luna esa misma noche, en ese mismo momento, en esa misma vida, en este mismo mundo, a pesar de las distancias, a pesar del enojo, a pesar de que ya no haya lugar en este mundo para su amor, y en contra de la resignación. No era casualidad, era su forma de comunicarse, de hablarse sin emitir sonido. Te estoy llamando con la voz, con el cuerpo, con la vida, con todo lo que tengo y que no tengo, con la desesperación, con sed, con llanto como si fueras aire y yo me ahogara como si fueras luz y me muriera.

Miró el cielo. El cielo parecía un rompecabezas desarmado al igual que sus pensamientos; las nubes, se movían en distintas direcciones sin saber que el azar de los mismos, lo llevarían a una realidad de la cual no podía (e incluso quería) escapar. Vagamente recordó unas lineas sin sentido, una carta nunca enviada, un sentimiento abstracto que vió la luz en un momento mágico del cual sólo ellos dos fueron partícipes y al cual sólo ellos dos pueden, orgullosamente, adjudicarse el haberlo vivido; sin que lo supiera, esa tarde cambió su destino, el significado del mundo, que lo definiría independientemente de lo que el azar haga con su destino: "¿Te cuento algo? Dijiste nunca fui tan feliz como esta tarde. Nunca. Y me lo dijiste en el mismo momento en el que yo decidía no decirte: Seguramente me engaño pero creo, ésta me parece, la tarde más hermosa de mi vida".

Exhaló rapidamente el aire en sus pulmones, haciendo que toda la adrenalina contenida con cada sonar del tono se esparciera por todo su ser; juntó la fuerza de meses sin dormir y dijo: "Solo quiero verte, sonreir así como aquella tarde mujer, como aquella tarde, que te ví", pero el llanto en su garganta lo dejó incapaz de emitir palabra. Resignado, levantó la cabeza y el avión que miraba pasar, estaba cada vez mas lejos de tu retina, como los recuerdos del futuro juntos que sobrevolaban en su mente. Hay un peligro complementario en prever el futuro y tratar de predecirlo. A menudo quedamos convencidos de que las sorpresas del ayer determinarán lo que pasará mañana. Pero para bien o para mal, el mañana es una novedad. Es la novedad de la casualidad, cosas que se reúnen de una manera que no podemos predecir. Lo que hace el mañana es el hecho de que no puede ser predicho hoy; no tiene relación con lo actual. Aunque no le gustara aceptarlo, aprendió que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. En realidad, la vida es una calle de sentido único. Aquellas personas y eventos que nos han dejado su marca (escencia), sea esta favorable o desfavorable, quedaron atrás. Lo que haya pasado, aunque sea tan reciente como ayer, ya no implica ninguna consecuencia, a menos que elijamos que sea así. Lo que es de gran importancia es quién y qué nos deja su marca hoy, y en cada uno de los días subsiguientes. Lo que hemos sido está establecido, y es un hecho que no se puede cambiar. Lo que estamos por convertirnos, es una ilimitada oportunidad que no hay que desaprovechar.

Me encanta sentir la lluvia mojándome la cara, dijo, y una leve pero notable sonrisa se hizo presente en sus labios. Sonrisa cómplice de su dolor. De ese dolor que lo acompaña desde hace ya, varios años. De saber que nunca dejan de ser olvidados (no recordados) los amores dolorosos, que pasan a ser parte de uno, y que con el tiempo no duelen y se convierten en perfectos. En el amor es donde menos existe la piedad: en el amor cuenta siempre lo más pequeño, lo insignificante: esa precisión minuciosa le otorga su ser. Nada se olvida. Si uno dice: quiero todo, hay que entenderlo así: todo. Acaso sólo un caníbal podría ser aquí consecuente. Sin embargo, el canibalismo anímico es mucho más complicado: hay que advertir que se trata de dos caníbales que se devoran al mismo tiempo.

El amor es siempre amor, venga de donde venga. Un corazón que late con su acercamiento, un ojo que llora cuando se va, son cosas tan raras, tan dulces, tan preciosas que nunca deben ser despreciadas.

Sin embargo, ninguno de esos sentimientos estaban cerca de tranquilizarlo. Quería huir de la dolorosa confrontación que le pasaba dentro de su ser y lo hizo de la manera mas cobarde que tenía a su alcance. Encontró sus últimos momentos con ella: Su última risa, sus últimas palabras, su mirada penitente y se dio cuenta de todo el tiempo que había transcurrido. No hubo una sola mañana que se fuera sin algo de lo suyo, pero el camino es mas simple de lo que parece y siempre conocen el regreso. Hoy, estas donde mis pensamientos te han traído; mañana, estarás donde mis pensamientos te lleven.

Es extraño pensar que en el mundo pueda haber algo mejor que vos, intentó autoconvencerse, pero eso no lo alejó del sufrimiento, ni de las lágrimas, ni mucho menos de sus recuerdos. Porque lo importante no es la cantidad, sino la calidad de los recuerdos. Lo mas importante es vivir una vida fabulosa. Sin importar cuan larga es. Y lo mismo pasa con el amor. Tal vez tuvieron sólo siete noches, no sé, no las contó, cómo hubiera podido. Tal vez no más que seis o fueron nueve. No sé, pero valieron como el más largo amor. Con intensidad, con fuerza. La fuerza que se gesta de esa unión, por mas corta que sea, por mas pasajera que resulte, es lo que seguirá existiendo sin importar los años, las vidas y las muertes. Porque cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando. Siempre.

Ya no divisaba el avión. Como lo hizo ella hace mucho tiempo atrás, se marchó bajo la lluvia. Sin decir palabra. Sin mirarme. Y me cubrí la cara con las manos. Y lloré.

Dreams

All my dreams in my head
are in your side of the bed

Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
seguro sin seguro
te dejo frente al mar
descifrándote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono
estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos
estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

Memorias del olvido


Me pasaron tantas cosas y no me acuerdo de nada
Solo del viento y tus ojos, de llorar a carcajadas.
No sé cuánto habrá pasado desde cuando te leía,
Nunca quise darme cuenta que no era idea mía.

 
Hoy no es que rompa cadenas, solo me doy por vencido
Y te perdono todo, por venir y haberte ido.
Si la pena se supera, a mi importa muy poco
No esperaba que así fuera, mi amor, si aún sueño que te toco


No se dé un tiempo a esta parte
No entiendo como pude desarmarme.
Me sobraron tantas cosas que no pude darte a tiempo
O tal vez nunca exististe, fuiste mi mejor invento

 
Hoy mis ojos no te ven, hoy mi boca no te nombra
Nadie sabe que me hiciste, mi amor, solo mi cuerpo y tu sombra...
No se dé un tiempo a esta parte
No entiendo como pude desarmarme.

 
No se dé un tiempo a esta parte
No entiendo como pude desarmarme o como termino.

Se me va mañana

Se me va mañana; ya empecé a llorarla hoy. Qué amor tan sin amor.

Eugenio María de Hostos

Yo no se mañana

-Vos sos loco, ¡Viví el momento! , ¡Aprovechá! , ¿Te vas a amargar la comida pensando en lo que va a pasar mañana? -No creo en eso de vivir el momento, Molina, nadie vive el momento. Eso queda para el paraíso terrenal.

Manuel Puig

La historia sin fin



Imaginar. Fantasía. Escapar de la realidad. Siempre que pienso en fantasía, lo primero que viene a mi mente es la película que da titulo a este post que trata de la historia (sin fin....cuac!) de un chico llamado Sebastián que tiene que salvar un mundo creado en base a las fantasías. Ayer, mirando una serie por televisión y mucho tiempo al pedo, (creo que es innecesario decir el nombre de la serie, es suficiente decir que era una serie que mira la gente nerd) comentaban cual era el significado de la palabra engaño y sus maneras de violar la ley; uno de ellos comentaba que fantasear con otra persona ya se lo podía considerar engaño. Fue en otro momento mucho mas tarde cuando sin pensarlo fui analizando en detalle todo lo que tiene que ver con las fantasías.

Desde hace mucho tiempo que he intentado apagar mi imaginación, mi mente y mis recuerdos; me he dado cuenta que el golpe que recibo cuando vuelvo a la realidad es muy doloroso, principalmente porque me memoria no tiene techo ni fin, segundo porque no conoce destino; es una cadena de pensamientos unidos de sentimientos en forma de placebo que me alegran, temporalmente la vida pero que el efecto al dejar de tomarla es demasiado doloroso para soportar. Consigo entonces, un círculo vicioso de pensamientos y sentimientos del cual no puedo salir. De hecho, ¿Quién querría salir?

Una idea me lleva a la otra, una sensación me conduce a otra felicidad nueva y desconocida, y un éxito nuevo me relaja de una manera que ninguna otra cosa en el mundo lo hace. El problema es mi ansiedad en todo el asunto; esa ansiedad y obsesión que me genera el fantasear, imaginar un mundo perfecto que no existe y que, cuando existe, me sirve como placebo pasajero de esta realidad. Como resultado, se genera un vació en el pecho que cada vez es mas fuerte y que cada vez me cuesta controlar mas. Que me acelera el pulso, el corazón. Que se va, de a ratos, para renacer con mas fuerza y recordarme, que hay cosas de las que no se puede escapar.

Es evidente que todos los fines no son fines perfectos. Pero el bien supremo constituye, de alguna manera, un fin perfecto.

Todo proceso, fantasía, tiene varias etapas: La inigualable exaltación del inicio, de lo desconocido, de crear, generar algo de la nada. La emoción por el crecimiento, por ver que lo que comenzó siendo una simple moneda de diez centavos, hoy son diez pesos; para pasar a la cresta de la ola: El punto mas alto que se puede conseguir, que se puede llegar para comenzar un doloroso descenso: La depresión. Esa depresión de saber que lo mejor ya pasó, que se haga lo que se haga no se puede volver. Ya que todo tiene un principio y un final, todo tiene un punto alto que, conseguido, no puede hacerse mas que disfrutarse y recordarlo con cierta dulzura. Y la indignación, recriminación. Maldita indignación de no poder escapar de un destino final. De un cruel destino y reproches ante lo no realizado. ¿Hubiera conseguido el mismo destino de otra manera? Tocar fondo se convirtió en la base en la cual reconstruirse. Un poco de fracaso es inevitable; es imposible vivir sin fallar en algo, a menos que viva con tanto cuidado que no viva del todo (y en ese caso, fallar por omisión).

He tenido, sucesivamente, todos los temperamentos: el colérico en mi infancia, el sanguíneo en la juventud; más tarde, el bilioso, y, por fin, el melancólico, que, probablemente, no me abandonará ya.

Nunca es agradable vivir el fin de algo.

Tu voz habla amorosa...

Tu voz habla amorosa...
Tan tierna habla que me olvido
de que es falsa su blanda prosa.
Mi corazón desentristece.

Sí, así como la música sugiere
lo que en la música no está,
mi corazón nada más quiere
que la melodía que en ti hay...

¿Amarme? ¿Quién lo creería? Habla
con la misma voz que nada dice
si eres una música que arrulla.
Yo oigo, ignoro, y soy feliz.

Ni hay felicidad falsa,
mientras dura es verdadera.
¿Qué importa lo que la verdad exalta
si soy feliz de esta manera?

No soy nada

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
de mi cuarto de uno de los millones de gente que nadie sabe quién es
(y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
Dan al misterio de una calle constantemente cruzada por la gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, evidente, desconocidamente evidente,
con el misterio de las cosas por lo bajo de las piedras y los seres,
con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres,
con el Destino conduciendo el carro de todo por la carretera de nada.

Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad.
Hoy estoy lúcido, como si estuviese a punto de morirme
y no tuviese otra fraternidad con las cosas
que una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle
la fila de vagones de un tren, y una partida pintada
desde dentro de mi cabeza,
y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos a la ida.

Hoy me siento perplejo, como quien ha pensado y opinado y olvidado.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que le debo
a la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

He fracasado en todo.
Como no me hice ningún propósito, quizá todo no fuese nada.
El aprendizaje que me impartieron,
me apeé por la ventana de las traseras de la casa.
Me fui al campo con grandes proyectos.
Pero sólo encontré allí hierbas y árboles,
y cuando había gente era igual que la otra.
Me aparto de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué voy a pensar?
¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? Pero ¡pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no puede haber tantos!
¿Un genio? En este momento
cien mil cerebros se juzgan en sueños genios como yo,
y la historia no distinguirá, ¿quién sabe?, ni a uno,
ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos perdidos con tantas convicciones!
Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy más convincente o menos convincente?

No, ni en ...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
no hay en estos momentos genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
-sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
y quién sabe si realizables, no verán nunca la luz del sol verdadero
ni encontrarán quien les preste oídos?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que lo que hizo Napoleón.
He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo,
he pensado en secreto filosofías que ningún Kant ha escrito.
Pero soy, y quizá lo sea siempre, el de la buhardilla,
aunque no viva en ella;
seré siempre el que no ha nacido para eso;
seré siempre el que tenía condiciones;
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta
y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
su sol, su lluvia, el viento que tropieza en mi cabello,
y lo demás que venga si viene, o tiene que venir, o que no venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama;
pero nos despertamos y es opaco,
nos levantamos y es ajeno,
salimos de casa y es la tierra entera,
y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

Nadie ni nada llega a tu vida por casualidad

Algunas veces las personas llegan a nuestras vidas para servir un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad y para enseñarnos lo que deseamos alcanzar.

Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad entendés que si no superas esos retos, nunca hubieras descubierto tu potencial, tu fuerza o el poder de tu corazón. Todo pasa por una razón, nada sucede por casualidad o por suerte. MAGIA, que le dicen por ahí...
JK Rowling suele decir que no necesitamos magia para cambiar el mundo, que llevamos todo el poder que necesitamos dentro de nosotros; y esa magia es mas fuerte que cualquier enfermedad, heridas de amor, quiebras, o todo eso que ocurre para probar los limites de tu Ser. Nuestra vida siempre estará llenas de retos y sin duda alguna, ellos llegan para fortalecernos y refinarnos como ser humano.

Y no hay mejor forma que acompañado por gente como uno. Porque la gente que conocés afectan tu vida, las caídas y los triunfos que experimentás crean la persona que eres. Aún se puede aprender de las malas experiencias. Es más, quizás sean las más significativas en nuestras vidas.

Si alguien te ama, ámalos a ellos; no porque ellos te aman si no porque te han enseñado amar y abrir tu corazón y tus ojos a las cosas pequeñas de la vida. Hace que cada día sea valioso y aprecia cada instante.

Permítete liberarte y poner tu vista en un lugar bien alto. Mantén tu cabeza arriba, porque tienes todo el derecho de hacerlo. Repetite a ti mismo que sos un Ser magnífico y créelo. Si no crees en ti mismo nadie (mas) lo podrá hacer...

Crea tu propia vida, encuentrala y luego VÍVELA

Y hablando de ambigüedades, Hermann Hesse suele decir que "desde que mi pensamiento ha cambiado, ya no existen para mí palabras ambiguas ni dichos: cada palabra tiene decenas, centenares de significados. Y ahí empieza lo que temes...La magia".

El camino mas largo

A lo largo de mis años, siempre me vi obligado de seguir un camino conocido. La perfección, mis padres, la sociedad y la educación intentaron inculcarme el y los caminos que un hombre debería de transitar. Siempre fue el mismo camino, una y otra vez a pesar de las dudas, de nunca tener en claro que buscar y que encontrar sobre ese camino.

Muchas veces la vida nos lleva a escoger el camino mas fácil, el seguro, aquel que nos hace sentir protegidos, queridos y necesitados. Nos apachurramos (Darío Dixit) y nos quedamos en el camino de la comodidad, ante el peligro de lo desconocido, de eso que nos hace palpitar el corazón. Desde que empecé a decidir no dejarme ganar por el miedo que he intentado, con mayores logros que fracasos, cambiar de recorrido. Porque lo importante no es llegar al fin, sino recorrer el camino, transitarlo, aprender, conocer(se) y disfrutarlo, para mal o para bien. Pero ¿Cuántos son los que se atreven a transitar el camino mas largo? ¿A hacer un acto de fuerza especial para cambiar lo que a primera vista parece inevitable?
Poca gente es capaz de prever, incluso, hacia donde les lleva el camino hasta que llegan a su fin. Es ahí, cuando uno está por comenzar a transitar el nuevo camino, cuando las dudas comienzan a aparecer y el miedo se presenta de la peor manera posible.
Los tiempos difíciles han ayudado a hacerme comprender mejor lo infinitamente rica y maravillosa que es la vida y que muchas cosas que nos preocupan no tienen la más mínima importancia.
Pero soy una persona negativa.

¿Y si la vida, fuera simplemente una cadena de malas decisiones hasta un final menos trágico? No importa que ruta tomemos siempre terminamos en el mismo lugar: El infructífero encuentro con el destino. El momento en el que todo pierde sentido y decidimos que la dirección hacia adonde vamos, no es la que nos hace feliz. Y esa felicidad pesa, moviliza.

Mis contradicciones tienen un punto de inflexión en el cual depende de que lado se mire. Puedo contradecirme trescientas millones de veces al día o puede ser que aún no haya decidido cual verdad es la que quiero adoptar como axioma. Porque mi vida se mide en axiomas, en reglas que no deben ser quebradas para mantener un orden y progreso. Aún así, decido no elegir el camino que siempre me ha depositado en la misma salida. Quiero seguir escuchando a mi corazón. Eludir el camino que todos conocemos. Seguir hacia adelante ruta de los que intentan lo que nunca pensaron y se sienten felices porque hay algo distinto, porque se desvanece de pronto lo que sobra y no existe el vacío si queremos colmarlo.

¿El camino que se elige es siempre el correcto? Lo correcto está en la elección.

Y me gustaría poder elegir. Aunque suene egoísta.



Mas, si existiera el camino de olvidarte, yo voy siguiendo el camino de quererte.

Jenniley Bonilla

Gonzalo

Al amanecer, la lluvia continuaba castigando los cristales.
¡Con semejante día, tener que ir a la clase de psicopatología en ese miserable hospital! De nuevo, escuchar palabras y palabras, jamás un intento de terapia eficaz. A veces hubiera preferido elegir otra especialidad, como cirugía o ginecología. Allí todo es más concreto, más técnico. Los órganos se palpan, están a la vista, tienen forma, peso, color, se desangran, degeneran, se pudren. Pero la mente... ¿Qué cosa es la mente? ¡A veces me pregunto si realmente existe o es un producto de la imaginación! ¿Cuál es el paso que lleva a la locura? ¿Dónde están los medios para prevenirla? Y sabiéndolo, ¿qué se hace en éste y en tantos otros hospicios para devolver la salud a los enfermos en estado de abandono, ignorados por los propios médicos y familiares?
¡Vaya tratamiento el de los hospitales psiquiátricos! El decano de la facultad, conservador ("no te metás"), se negaba a cambiar los viejos esquemas. ¡Los pacientes! Él no se acostumbraría nunca a verlos sucios, hacinados, con hambre, sin una palabra, sin una mirada...
Esa noche, la tormenta no le permitió dormir. Permaneció con los ojos abiertos, fijos en una holgazana y terrosa polilla que estaba prendida al cielo raso, mientras una lámpara mortecina poblaba las paredes de imágenes...
Los pensamientos lo invadían como el torrente a las indefensas piedras del río. "El país no tiene salida... igualito que en el Perú." Ya no quedaban científicos ni se podía practicar una buena medicina. Los que realmente valían estaban en el exterior.
Sólo le faltaban dos meses para terminar la especialidad; estaba bastante avanzado en el estudio del inglés y pelearía por obtener una beca para estudiar Psiquiatría en los Estados Unidos.
Salió del departamento sin desayunar. Atravesó la lluvia hasta la estación de subterráneo. Por suerte, encontró un asiento desocupado junto a la ventanilla. Mientras miraba correr las negras paredes del túnel, volvió a recordar lo sucedido con el jefe de la cátedra, la mañana anterior. Había quedado malhumorado y confundido. Nunca se pondrían de acuerdo sobre la necesidad de cambiar los tratamientos en las instituciones mentales.
Tomó luego el ómnibus que, trotando pesadamente sobre los adoquines de la calle Brandsen, lo dejó frente al paredón gris del Hospital Borda. Esa muralla, un eufemismo cuya única función era esconder el abandono. En el interior, esquivó basurales y cruzó corredores húmedos con paredes desnudas y de revoques heridos.
Cuando Gonzalo llegó a la sala, después de haber luchado contra la correntada de aire de los pasillos, el doctor Méndez estaba comenzando la presentación de un caso de psicosis: "Crisis catatónica de un esquizofrénico". Frente a él, un enfermo esquelético y desnudo permanecía totalmente ausente, los ojos fijos en un punto indescifrable, la cabeza rapada.
-Pueden experimentar con él cualquier cosa -afirmó el profesor-. Intenten quemarlo, pincharlo con alfileres y verán que no reacciona. Pueden colocarlo en las posiciones más insólitas, aquéllas en las que uno de nosotros se desplomaría. Estos enfermos desafían la ley de gravedad, ¿ven?-dijo mientras, sin ningún esfuerzo, doblaba el brazo del hombre. Se quedará así, o en cualquier otra posición en que lo coloquen.
Mientras iba explicando, sacudía con violencia el cuerpo del infeliz, que cambiaba de postura según quisiera el profesor.
-Los músculos pierden la tónica normal -continuó diciendo el doctor Méndez. -El cuello puede girar totalmente hacia atrás, los brazos pueden hacer movimientos imposibles. Es lo que se denomina "flexibilidad cérea", es decir, de cera. Continuará en un estado de completo estupor, sin movilidad ni actividad espontánea. Puede permanecer mudo y presentar una obediencia automática. La excitación cerebral excesiva de estos enfermos los inhibe totalmente, como un motor en loca carrera, teniendo el coche embragado. Este exceso es el que no les permite conducirse y actuar normalmente.
-Como ven, éste es un caso típico de catatonia. Se trata de un individuo con pérdida de conciencia y autonomía, sin reacciones, como... "sin alma".
Y mientras hablaba, lo manejaba, moviéndolo como un muñeco articulado.
A continuación, lo condujo hasta las duchas y, sujetándolo de los brazos, lo ubicó debajo de una de ellas. Abrió el grifo y una arrítmica lluvia de agua helada comenzó a caer con fuerza sobre el desdichado.
Los residentes continuaban en silencio.
-No se preocupen -aclaró el profesor Méndez, adivinando el malestar de sus discípulos frente a la agresión. -No va a reaccionar. Ya les expliqué que estos enfermos no sienten ni frío ni calor... ni nada.
Luego, dando por finalizada la presentación del caso clínico, dejó al enfermo junto a la ducha y salió al patio seguido por los atónitos alumnos. Tenían que observar otro caso diferente antes de dar por finalizada la clase.
Gonzalo quedó tan inmóvil como el hombre que tenía frente a él. Al cabo de unos instantes, sacudió la cabeza, como para ahuyentar sus razonamientos. ¿Qué era lo que estaba esperando allí? Le acababan de informar que estos enfermos nunca reaccionaban... Abrió un armario descascarado y revuelto y sacó una toalla usada. Secó con ella al paciente y lo llevó a su cama. El pobre quedó tendido sobre las sábanas harapientas.
Abandonó el hospital más decepcionado e impotente que nunca.
Dos semanas más tarde, volvió a recorrer el pabellón. Mientras se encontraba en uno de los recintos, un hombre se le acercó y le dijo:
-Gracias.
Gonzalo, sin reconocerlo, le preguntó:
- ¿Gracias? ¿Por qué?
-Por sacarme de la ducha aquel día.
- ¿Quién te contó?
-Yo me acuerdo -respondió el hombre.
- ¿De qué?
-De que me secó y me llevó a la cama.
No pudo responderle. Sólo atinó a preguntarle su nombre.
-Juan -contestó el enfermo.
De pronto, Gonzalo se encontró en la calle. Detuvo un taxi y, sin saber exactamente qué hacía, dijo en forma automática:
-Chofer, ¡a la Universidad! Viamonte al 400.
Abrió la puerta del departamento de Becas en forma decidida. Solicitó detalles y formularios para postularse a la beca exterior, y regresó al departamento. Algún día él, Gonzalo Duncan Acosta, iba a transformar los hospitales psiquiátricos del país.

Texto

A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir cruzándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.

Haruki Murakami

Filosofía de Jueves

¿Qué nos pasó? Tal vez estamos en el mundo para buscar el amor, encontrarlo y perderlo, una y otra vez. Con cada amor volvemos a nacer y con cada amor que termina se nos abre una herida. Estoy llena de orgullosas cicatrices.

Isabel Allende

He encontrado el secreto de tus ojos

Mírame
busco en el fondo del pozo la cantárida dorada
y para salvar a la noche asesino a los noctámbulos
mírame hasta el agotamiento de las fuentes
donde el temblor se deshace
en la inmovilidad de tus ojos
¿desde qué día señalado por la ausencia de horas
has dejado de creer en la noche?
el amor es una forma de la maduración de los ríos
es un pasatiempo vertiginoso al borde del abismo
y tú has comenzado a caminar por la cuerda de mis sueños
a embellecer la muerte de los pasos.

Para que sólo tu luz me ilumine
ordena que hoy sea el último día
ordena que se derrumben las alturas
arranca la blanca mancha del sol
de otros ojos extraños que pasan.

Mírame
mírame en la luz de un universo sin mundos
en la luz de esa aurora feroz
mírame con tus dientes
y a través de la espuma
de océanos interminables que nos acechan.

Filosofía de Martes

Hay que aprender a decir que no, y no sentirse culpable

Las cosas como son



Últimamente estoy diciendo las cosas desde otra perspectiva y por ahora no me viene defraudando.


Siempre tuve miedo o sentí el dolor de decepcionar a los demás; debe de ser esa presión del hijo mayor que siempre me persiguió, no se si impuesta o auto impuesta, pero he sentido un terrible peso sobre mis hombros que jamás conseguí sobrellevar. O saber llevar. ¿Decepcionar y defraudar son la misma cosa? A tu jefe, a tu novia, a tus padres, al mundo, a la historia, a todos. Sin embargo, nunca me sentí mal conmigo mismo. Reformulo: Sólo en los momentos de introspección y/o crisis es cuando mas me he visto cara a cara con el fracaso y el sinónimo de decepción.

Constantemente encuentro una puta linea adónde divagar. En esta linea de decir las cosas que siento y sin sprite debo admitir que durante mucho tiempo estuve equivocado a usar eso del filtro equivocado, como dice una amiga. Es cuestión de dejar de ser políticamente correcto y ser jodidamente incorrecto; a fin de cuentas, la vida nunca es correcta. ¿Por qué deberíamos de ser nosotros?

¿De qué lado se camina lento, despacio y sin rumbo? Ah, de allá? Gracias...

Mediodía

Transparentes los aires, transparentes
la hoz de la mañana,
los blancos montes tibios, los gestos de las olas,
todo ese mar, todo ese mar que cumple
su profunda tarea,
el mar ensimismado,
el mar, a esa hora de miel en que el instinto
zumba como una abeja somnolienta...
Sol, amor, azucenas dilatadas, marinas,
Ramas rubias sensibles y tiernas como cuerpos,
vastas arenas pálidas.
Transparentes los aires, transparentes
las voces, el silencio.
A orillas del amor, del mar, de la mañana,
en la arena caliente, temblante de blancura,
cada uno es un fruto madurando su muerte.

Idea Vilariño

A puro pulso




Google define el pulso como una pulsación provocada por la expansión de sus arterias como consecuencia de la circulación de sangre bombeada por el corazón. Hace unos meses atrás, la película A Simple Rhythm, intentó mostrarme como todos los ecosistemas del universo interactuan a través y, a partir de, un 'simple' pulso que se va ajustando a medida que este se va haciendo mas intenso. Sin embargo, ninguna de estas dos definiciones me sirve para poder expresar lo que siento cuando se me acelera el pulso.
La mitad de nuestras equivocaciones en la vida, nacen de que cuando debemos pensar, sentimos, y cuando debemos sentir, pensamos y, nunca terminamos de estar conformes con las cosas y por como las cosas suceden. Las cosas no tienen explicación, la vida no tiene explicación, ni orden, ni nada, aunque veamos en el pasado un principio y en el horizonte un fin. Me aterra pensar que en algún futuro lejano/cercano, estaré quizá arrepintiéndome de no hacer las cosas que siento. Todo tiene un momento, y un lugar. Y no tiene porque ser perfecto. Tiene que ser real, palpable. Como un abrazo.

Ocasionalmente me gusta caminar sin rumbo destinado e imaginar que puedo extraerme del mundo y verlo desde otra perspectiva, con todas esas virtudes dignas de un buen día positivo. Caminar sin sentido, ni orientación ni curso. Caminar, sin omitir sonido y con el ruido de la música, viendo las caras de las personas y extraerme de toda esa realidad que nos rodea y que no me genera nada; por que intento encontrarme en alguien, creer que es posible estar en dos lugares a la vez, pero es imposible.

Camino con un pulso fijo, consciente de mi caminar automático que no es manejado por nadie en particular y que por mas que quiera desviar la atención de mi cabeza, recuerda, sonríe, al unísono con cada latido del corazón; que intenta cerrar los ojos y sentir las gotas en su frente. Porque Mr.X no usa paragüas, quiere sentirse vivo. Y, si bien hay muchas formas de hacerlo, junto con tu sonrisa al viento en una tarde nublada, las gotas en la frente me nutren, me dan fuerza, como una planta transplantada.

Hay que salir a comerse el mundo, la vida; no hay tiempo para nada. No hay tiempo; yo me quiero matar porque se que me voy a morir; y, es esa misma ansiedad la que me ocasionalmente me lleva a pensar desde el mas allá, desde los límites desconocidos de mi.

A mi me encanta ser Martín. Me cabe ser Martín con todos mis defectos y las pocas virtudes que pueda tener. Con esta parte de músico resignado, de negativo por naturaleza, con su parte de Joel, su parte de Will Hunting y su parte de Leonard.

Pero sin ninguna duda, una parte de mi, será gracias a vos, un mejor Martín.

¿Ya puedo expresar lo que me provocás?






Un cambio de frecuencia...

El juego en que andamos

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Juan Gelman

Simetría


Había una famosa propaganda que comenzaba enumerando los límites conocidos por el hombre: Fin y principio, descanso y agite. Nacemos, vivimos y morimos en una sociedad binaria; de momento en el que aprendemos a hablar, nuestras primeras dos palabras marcan una clara diferencia entre ellas: Mama, papa; el segundo grupo de palabras es aún peor: Si, No. Es hora de que se sepa; quizá la mayoría de la gente llegue a este blog por culpa de esta frase, pero no existen los dioses; a estos se los inventó en tiempos antigüos para reflejar la primera y gran diyuntiva que existía entre su insignificante vida: El día y la noche.
Vivimos en una sociedad binaria, pensamos de a pares y de hecho, mucha gente considera que lo impar es inmoral e irregular (Basta citar el caso extremo de Monk). Entonces, ¿Por qué esta mal cuando pensamos de una u otra manera? ¿Por qué deberían de existir los grises en los pensamientos?
No estamos preparados, educados para pensar de otra manera, por eso generalmente la gente que rompe los moldes es porque intenta comprobar la existencia de cierto límite. Límite mental. Límite que se nos impone desde que nacemos y que pocos tienen el coraje de romper. La sociedad te lleva a quedarte dentro de esos límites, de esos estándares que se nos imponen y que nos hacen infelices.
Pero la sociedad está cambiando, el mundo esta cambiando. Siempre se ha creído que existe algo que se llama destino, pero siempre se ha creído también que hay otra cosa que se llama albedrío. ¿Y como entonces vivir sosteniendo el ideal del destino o de la propia libertad? ¿Sería hoy yo mismo si hubiera cambiado una desición anterior en mi vida? Cuantas veces imaginamos un futuro-presente-imaginario en base a nuestras experiencias vividas, sin saber si la acumulación de desiciones nos hubiera depositado en el mismo lugar desde donde hoy, somos capaces de meditar sobre un futuro que no existe pero que parece mejor.

Sin embargo, mientras escucho lo que queda de música y miro la foto que alguien colgó en un lugar donde siempre hubo blanco, no puedo dejar de ver nuestra sonrisa y pensar en ese momento y en las nubes que, de fondo, marcaron el momento.

Tu sonrisa, mi sonrisa. La simetría. La perfección

Los "héroes" y los "no-héroes"

Según Reuben Fine, los jugadores de ajedrez se dividen en "héroes" y "no-héroes".

Los "héroes" creen que el ajedrez es lo único importante, juegan bien al ajedrez, pero es lo único que hacen bien, tienen pocos o ningún amigos, muy mal carácter, y acaban amargados. Piensan que ganar es lo único importante.

Los "no-héroes" les gusta hacer de todo, tienen buen carácter y muchos amigos, juegan también muy bien, pero se quedan más satisfechos con una partida bonita ("hermosa") que con una victoria porque el otro se equivocó. Son más felices, porque no sufren con las derrotas y el placer de la victoria les dura más, aunque a veces se acuerdan de una partida muy bonita que ganaron y no se acuerdan contra quién jugaron.

Los "héroes" se acuerdan de a quién le han ganado, pero no cómo, y eso de "partida bonita" no lo entienden muy bien: piensan que una partida sólo es bonita, si la han ganado ellos.

Se puede cambiar de una a otra personalidad según como uno se tome las cosas.

Estas dos personalidades se dan en todos los aspectos de la vida, no sólo en el ajedrez, y tienen otros nombres en lenguaje de la calle que no pondré sobre el papel.

Los “no-héroes” son muchísimo más peligrosos que los héroes cuando se enfadan, aunque les pasa muy poco, y esto es así porque su sentido del honor, de la ética, y del compañerismo les puede empujar a mucho, mientras que los “héroes” sólo se mueven por ambición, orgullo y cosas parecidas, que son más débiles.

Los héroes verdaderos, los de las leyendas, son "no-héroes" que se encontraron en situaciones en las que todo en lo que creían y querían estaba en peligro y dependía de ellos, y actuaron en consecuencia.

Amar es dar lo que no se tiene a quien no es


Estoy cada vez más convencido de que nuestra felicidad o infelicidad depende mucho más de la forma en que se resuelvan los acontecimientos de la vida a los acontecimientos en sí. A fin de cuentas, ¿Qué es lo que importa en la vida? ¿Llegar? ¿Padecer? ¿Perecer?

Todos llegamos al mismo lugar, con menos prisa o mas despacio pero no creo que el final, sea algo por lo que todos tengamos antojo de llegar; y, en definitiva, lo que queda, lo que nunca muere, es como fuimos nosotros y cuanto crecimos en esta carrera infinita espiritual y lo que aprendimos durante todo el proceso, de las personas, de los momentos y porque no, de nosotros mismos. Cuanta felicidad aprendimos a disfrutar, cuanto dolor aprendimos a sobrellevar y, mas que nada, a perdonar...
Nadie mide la felicidad. Nadie te enseña a disfrutar de lo que tenés hoy, ahora. Ahora que ya no es. Que ya no es, porque vos, seas quien seas estas leyendo esto en un futuro inexistente para mi, y en un pasado que jamás existió para vos.

Dicen que hay tres cosas que no tienen vuelta atrás: La palabra dicha, la oportunidad perdida, y la muerte. Y yo no quiero tener que arrepentirme de ninguna. No quiero pensar que las cosas que no se dijeron en un momento, ya no pueden volver, que el momento no se puede recrear, que ya no existe; en realidad me aterra darme cuenta de que es así. Siempre recuerdo al famoso Ted Mosby preguntándole a medio planeta si ese era (fue) el momento o no de besarla y de como se arrepiente por no haberlo hecho; pero lo que mas le preocupa no es el no haberlo hecho; es saber que puede llegar a existir esa maldita coincidencia de que jamás vuelva a ocurrir. Y ahí es cuando el hombre se siente impotente, minúsculo.

Que fácil uno se olvida de todo. Que fácil que la mente logra gestionar los casilleros vacíos de la memoria para ser ocupados solamente por recuerdos alegres. La época hace que uno aplique memoria selectiva y se acuerde -a veces, en lo posible- de lo que puede y no de lo que debe. Quizás, uno, a veces cambiaría todo lo que tiene por algo del pasado (Mientras suena la parte Would you wait for me?!) o por algo que ya no es y que lo retorna a un lugar feliz, a un pasado que existe en el presente solitario, en el fragmento diminuto de un segundo; un lugar inexistente, inconcreto, pero que existe y que nada, ni nadie, jamás, hará que desaparezca. Si habré navegado por mi memoria, de derecha a izquierda, en un eterno recuerdo, en un olor mágico, en un momento inmortal, casi perpetuo, queriendo volver a recrearlo para mitigar el dolor. Mi dolor. Único. Singular.

¿Acaso no es ese, el fin de la nostalgia? Sábato decía que todo momento pasado se lo recuerda mejor, pero que en realidad es tan malo como el actual, sólo que se recuerdan las cosas que a uno le hicieron bien que hacen que todo pasado sea, indefectiblemente, mejor.

El antes y el después. Los finales alegres y de los finales que son. Los finales que dan lugar a un nuevo comienzo y los finales que jamás se consiguen.

Cuando estas triste, la música triste es mas triste; y cuando a un escrito le ponés nombre, es porque querés, esperas, muy en el fondo de tu ser, a que en algún momento sea leído, o tenés la leve esperanza de que así sea.

Quien busca encuentra, suele decir el dicho. Y al que encuentra, se le mueve todo...

Poema 7 – Espantapájaros

¡Todo era amor… amor! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor.

Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre.

Amor de cartón piedra, amor con leche… lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas.

Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado de merengue, cubierto de flores blancas…

Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso…

Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.

Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y de ensalada.

Amor impostergable y amor impuesto. Amor, incandescente -y amor incauto. Amor indeformable. Amor desnudo. Amor-amor que es, simplemente, amor. Amor y amor… ¡y nada más que amor!

Oliverio Girondo

Follow Me

Hace un año decidí, quizá en contra de una regla propia, sacarme una cuenta de twitter; un poco porque estaba aburrido, un poco porque me causaba intriga y otro porque necesitaba contactarme con alguien, este 1 de mayo, feriado que cayó sábado, decidí ingresar en el formulario de alta y empezar a experimentar ese mágico y extraño mundo de las redes sociales 2.0.
Siempre fui una persona social, virtualmente hablando; desde las épocas en donde me conectaba a las BBS, pasando por los foros, esos grandes foros que han quizá pautado en secreto los cimientos de lo que hoy conocemos.

Sin entrar en detalles de un pasado pisado que me ha dejado bastantes buenos recuerdos, amigas, amigos y anécdotas de todo tipo twitter ha conseguido llevar todo a una nueva expresión. Para una persona ansiosa como yo, el saber que hay algo que leer, siempre me da cierta tranquilidad que me relaja.

Recuerdo que, en cuanto decidí darlo de alta fue, un concepto que me llevó hacia él: Microblogging. No quiero poner muchas palabras con las cuales se puedan encontrar este espacio desde un buscador, jamás fue la idea de este espacio lejos de todo, pero debo decir que esa palabra fue la que originó todo. Pensé que al tratarse de esa palabrita mágica podría quizá canalizar esos pensamientos que no llegan a formar un buen texto en algo pasajero y fructífero pero con un fin determinado: plasmar eso que pensaba en algún lugar. Lo que nunca imaginé es que esa herramienta me llevaría nuevamente, como hace ya varios años atrás a un nuevo mundo y horizonte para conocer gente, entablar nuevas conversaciones y poder dejar fluir esa necesidad de temas que no comparte la mayoría como el cine, la música, el humor ácido y los pensamientos filosóficos y bizarros. Me brindó oportunidades de poder intercambiar pensamientos, gustos y hasta porque no, risas...

Pero lo mas importante es que me llevó a vos.

Yo no te conocí por twitter; ya te conocía desde antes, desde otra vida; o fuimos una misma persona, no lo se. Lo único que si se, es que conseguí es encontrarte, en el lugar donde menos pensé que te iba a encontrar.

Es esa cálida sensación de tranquilidad, paz. Es perderme en tus ojos y encontrar un hogar, es tenerte a mi lado cada mañana al despertar, ver caer la lluvia arropada entre tus brazos, entre las sabanas revueltas, con la esperanza de ser amado.

El camino marca una dirección. Y una dirección es mucho más que un resultado; y la dirección es guiada por la luz de tus ojos, esa luz que da vida a todo este universo que se genera, que tiene vida y que crece. Verde. Fuerte.

Son esa decisiones que quizá uno en su momento no entiende (El porqué hacerme una cuenta, el porqué hacer un clic de más o porqué leer que escribió CG) pero que todo conducía hacia vos en este momento de la vida, ni antes ni después.

Y no pasa un día en el que me alegre de haberme creado una cuenta.

Mas, si existiera el camino de olvidarte, yo voy siguiendo el camino de quererte.

Jenniley Bonilla

Viajar es vivir

Los viajes me hacen pensar, repasar. La primera mirada por la ventana al despertarse me hace acordar a viajes pasados, a la infinidad de tiempo y espacio en el que estamos sumergidos y que, seguramente, jamás lograremos descifrar. A mirar a la pareja de adelante y añorar, extrañar.

Pienso en toda esa gente que dejo las grandes ciudades por un futuro mejor en un nuevo lugar; en toda la gente que quiere ir a las grandes ciudades en búsqueda de, un futuro mejor; y, me hace pensar en mi, y en mi lugar en el mundo. Que insignificante lugar ocupo yo en todo este motor que se mueve a pesar de lo que yo considere. Alguien que quiere morir (o viajar, porque dentro de todo, viajar es una forma de morir y renacer) esta furioso, lleno de vida y se siente desesperado, hinchado de pelotas y exhausto, todo a la vez; quiere luchar contra todo el mundo y quiere que todo el mundo sepa lo mucho que le ha fallado todo el mundo.

Sin ninguna duda creo que la relatividad es una de las mas grandes teorías del siglo XXI, y no puedo dejar de pensar, desde mi pequeña ventana, al mirar el asiento continuo vacío (porque siempre me toca el asiento donde no hay nadie) lo existencialista y relativo de todo lo que hago, de las decisiones que tengo; de los sueños que sueño. Y jamás completo. De la cantidad de cosas que dejo a la mitad y que nunca consigo llenar; de estar siempre girando ante una infidiad de pendientes que no se achica, sino que se agranda, que me atrapa y envuelve mas de lo que debería.

¿Soy el único que se siente asfixiado o somos todos pero nadie lo exterioriza? Siento que estoy cerca de mucho y lejos de todo; que he llegado a un paso de todo. Y aquí me quedo, lejos de todo, un paso. Por miedo a fracasar, por miedo a no conseguir lo que busco, a tener que reanudar la búsqueda por lo que encuentro.


Tal vez aprender a manejar la máquina del atrevimiento, para viajar instantáneamente a los límites de la vida inmediata, para crear de vez en cuando un breve paraíso sin porvenir ni pasado, sin el doble chantaje de la nostalgia y del miedo es todo lo que necesito.

Tal vez.

Distancias



Tan cerca. Tan lejos. La distancia se mide a partir de los recuerdos, de los olvidos, de esos que te marcan, de esos que te tocan y no se van. De esas apariciones espontaneas que suelen atacar a tu (mi) consciencia sin saber el detonador. El tiempo es la distancia más larga entre dos lugares dice el refrán, sin embargo muchas veces suele suceder que muy por el contrario, el tiempo es el motor o la aceleración, físicamente hablando, de otras maneras que suelo tener para encontrar la distancia. La distancia se hace visible a través de sensaciones, gestos, lágrimas y broncas irracionales incluso, que demuestran que la memoria de cada persona puede ser olvidadiza, rencorosa, pero no volátil.


Distancia de extrañar, distancia de olvidar, distancia de querer estar en un lugar pero no saber como viajar a lo conocido, pero que se escondió bajo tal manto de inseguridad, de esas que nos descolocan; a tal punto de hacernos sentir extraños viajantes, de no saber en donde estar, como actuar, que pensar, decir, sentir o hacer. ¿Seré el único que se mueve sigilosamente (por no decir miedoso) en terrenos que eran conocidos ante una adversidad? Siempre tengo la misma fantasía (por no decir pesadilla) de sentirme en un museo donde no se puede tocar nada; tampoco hay nadie para ayudarme; y yo, ahí, desnudo como dios me trajo al mundo dubitando estripitosamente en la cornisa de mi vacío sobre que paso dar primero y hacia qué dirección.

Ayer tuve un recorrido drástico en el colectivo y en mi mente; pasé de recordar momentos que parecen lejanos, con el inevitable confrontamiento del paso del tiempo. ¿Seré el único que siempre recuerda la edad anterior a la actual, hasta al menos antes de su futuro próximo cumpleaños?

La distancia tiene una manera de aparecer adelante de nuestros ojos y en momentos en donde lo consideramos, generalmente específicamente, innecesario y desubicado. Que lindo sería tener una perilla que sea capaz de borrar selectivamente momentos de nuestra mente o un dispositivo como este y poder sacar esas cosas que directamente ocupan lugar en nuestra finita memoria. ¿Para qué? Simplemente para no ocuparnos de esas cosas que en nuestra memoria viven y existen porque no existe manera de borrarlas. ¿Será mas fácil la vida? ¿Serán mas alegres nuestros recuerdos? No lo se; solo se que al menos de esta forma, hay algo que me falta y lo peor de todo, es que no se lo que es.

Dos personas que se proponen entenderse la una a la otra hasta lo más hondo son como dos espejos frente a frente que se arrojan sin pausa, cada vez desde más lejos, sus propias imágenes, desesperados por ver más, hasta perderse en el horror de una distancia irremediable.

¿Qué murallas derriba tu voz en el sigilo de la noche? Esa distancia que cae como un telón entre el vacío y la memoria ardiente de los días.

Marlene Pasini

Sensaciones encontradas

Tengo una extraña sensación. Un tal Gustavo diría que mas que una sensación es, al fin y al cabo, un presentimiento.
Ya he discutido que en realidad el sentimiento de fondo termina siempre siendo miedo; no importa la palabra con la que se lo disfrace, siempre aparece, inoportunamente para atormentar nuestros pensamientos traducidos en emociones. Recuerdo cuando me costaba mucho desempeñarme en lugares trascurridos y como intentaba mentirme a mi mismo disfrazando ese miedo en muchas otras características que no poseía. Independientemente de mi lentitud para ciertas cosas, siempre fui una persona tímida para poder establecer comunicaciones. Cierta ocasión analizando mi problemática me di cuenta que muchas veces el miedo que me poseía se trataba no a que la persona me rechace como suele suceder, sino, por el contrario (Como para ser original, no) miedo a que me digan que si. Fue un proceso extraño el darme cuenta desde donde venía mi miedo para poder combatirlo, afrontarlo y superarlo. No se si entiende: Jamás me asustó el rechazo; de hecho, creo que es hay mas chances de ser querido por una minoría que ser amado por una mayoría; lo que siempre me preocupó, era no saber que caminos impensados, improbables y fuera de mi control me esperaban con la simple unión de dos letras...
¿A qué venía con todo esto? No tiene importancia. Importancia no, sentido. De todas formas, a lo que iba es que tengo una sensación extraña. Un nuevo disfraz de ese viejo amigo llamado miedo, que viene cuando menos quiero y que cuando se va me deja siendo una persona absolutamente vulnerable.
Los sentimientos y observaciones del hombre solitario son al mismo tiempo más confusos y más intensos que los de la gente sociable; sus pensamientos son más graves, más extraños y siempre tienen un matiz de tristeza. Imágenes y sensaciones que se esfumarían fácilmente con una mirada, con una risa, un cambio de opiniones, se aferran fuertemente en el ánimo del solitario, se ahondan en el silencio y se convierten en acontecimientos, aventuras, sentimientos importantes. Tengo la sensación de no poder nunca jamás con el control de mi vida. Siento que me saqué una opresión del pecho que me esta atormentando desde que durante mis pocos días de vacaciones, me la pasé haciendo cosas que no tenía ganas de hacer. Deber y querer, que contradicciones sobre un accionar. Dicen que el primer paso para enfrentar los problemas son hacerlos concretos y en estas oraciones, lo estoy concretando. Ahora lo puedo ver, puedo sentir que existe en algún lugar de este puto mundo el cual estoy inserto. Que puedo verlo desde una perspectiva en donde me deje contrarrestarlo, donde consiga poder saber que significa no tener el control de mi vida.
Kant solía decir que las diferentes sensaciones de contento o disgusto descansan, no tanto sobre la condición de las cosas externas que las suscitan, como sobre la sensibilidad peculiar a cada hombre para ser grata e ingratamente impresionado por ellas. De ahí proviene que algunos sientan placer con lo que a otros produce asco; de ahí la enamorada pasión, que es a menudo para los demás un enigma, y la viva repugnancia sentida por éste hacia lo que para aquél deja por completo indiferente.
La libertad es lo único que es nuestro y propio, y si lo perdemos en manos de otra persona o cosa es lo peor que nos puede pasar. Las cosas deberían de tener que suceder porque uno tiene el deseo de que sucedan; y el tiempo debería ser utilizado para mejores cosas que para estar controlado por horarios, organizaciones, eventos, burocracias y cosas inertes que no tienen ningún sentido. Uno tendría que poder organizar su día de la manera mas conveniente, con preocupaciones al alcance de la mano y soluciones a la vuelta de la esquina. Quizá, el problema sea exactamente el de intentar bajo todos los aspectos buscar la mejor solución a un problema simple y que esa búsqueda implacable nos lleve a gastar mucho tiempo en algo trivial; no quiero entrar ni ponerme filosófico a estas horas de la madrugada, pero eso de conformarse suena a resignarse y, resignarse suena a que no puedo hacer nada que esté a mi alcance; y, si no está a mi alcance otra vez la gota sudorosa de la sensación aparece en mi frente para recordarme que soy un ratón, dando vueltas una ruedita intentando bajar, buscando la salida, aunque siempre miro para adelante, aunque siempre estoy pensando en lo de atrás, sólo que siento la mirada invisible desde arriba. Precavida. Cautelosa. Controladora...

Las sensaciones intensas muy a menudo ocultan la verdad.

Harry Truman

Escribo, pienso, leo...


Estoy empezando a sentir tu falta. En realidad, estoy empezando a sentir tu necesidad. Presencial. Presencial no, existencial. Necesito que existas, pero de una manera mas concreta, mas real. Ya no me sirve saber que existís en una lejanía cercana, en un espacio en donde mi mente puede recordarte, donde mis dedos creen tocarte de noche. Ya no me sirven los recuerdos; me cansé de vivir en un pasado irreal y ficticio, que me droga hasta hacerme volar la cabeza. Me quedo sin recuerdos y tengo que volver a este presente austero y solitario, a vivir esta realidad que nada me completa, que todo me asfixia y que nada emociona.
Quiero comer contigo, estar, amar contigo, quiero tocarte, verte. Quiero olvidarme del mundo sin vos. Quiero despertarme dentro de quince días para no sentir todo este vacío que dejaste cuando te fuiste.
¿Cómo se llama eso, cuando el día comienza, como hoy, y todo está arruinado, todo está destrozado, y sin embargo el aire se respira, y todo está perdido? No podría decirte qué momento, qué lugar, qué mirada o qué palabra sirvieron de base, hace ya demasiado tiempo; lo que sí sé decirte es que para cuando me di cuenta ya había un pasado al que mirar. Mirar no, recordar; al que la nostalgia le sirva para navegar con total tranquilidad, y, soñar con un futuro tan lindo como un pasado que alguna vez fue, ese hermoso presente que hoy, no es.
No quiero vivir de recuerdos, de esos que me sacan sonrisas en un viaje perdido de colectivo; prometí no pensar en el futuro y no quiero vivir este presente. No puedo dejar de pensar en tu sonrisa que se hace presente en la mía, cómplice de esos pequeños momentos que fueron únicos y que me gustaría repetir, y repetir y repetir infinidad e incansable cantidad de veces, hasta que la sonrisa quede impregnada en mi frío y amargo rostro.
Y vuelvo a despertarme; a levantarme. Y vuelvo a respirar y ando y caigo y giro y vuelvo a perderme en ese bosque encantado de recuerdos del que no puedo escapar; y escucho la música que no me deja escapar de la triste realidad de estar tratando de olvidar tu cuerpo, tus besos. Porque tus besos eran los mas dulces. Porque me dabas los mejores besos. Lejos. Los mejores.
Nunca me había sentido así antes. Simplemente estoy en el lugar exacto donde quiero estar: en el presente, entre tus brazos, en tus pensamientos, en tu corazón.


Escribo
pienso
leo
traduzco veinte páginas
oigo el informativo
escribo
escribo
leo.
Dónde estás
dónde estás.


Idea Vilariño