Inspiración Anual Final


Lucho contra la explosión de sentimientos. Lucho contra esa inhibición que de golpe me hace querer salir corriendo hasta la puerta de tu casa y sentarme a esperarte. A que vuelvas. A que no. A decirte que sos el sol de mis días, que sos la luna de mis noches. A que no tengo mejor manera de despedir el año, porque no habría mejor persona a quien conocer. ¿Desde cuando te conozco? ¿Por qué quiero seguir conociéndote? ¿Por qué lucho contra mi sueño que exclama su atención desde lo profundo de mis venas sabiendo que no podré consiliario tan fácilmente? ¿Porqué mierda me hago todas estas preguntas?
La oscuridad me tranquiliza, la brisa veraniega me recuerda que aún estoy despierto, aunque no se por cuanto tiempo mas.
Siento que el corazón se me acelera. Y a mi inconsciente le divierte darse cuenta de que se comportaba como un adolescente enamorado...
Sentir que el último beso, es mejor que el primero me hace querer seguir teniendo un primer beso, para seguir despidiéndome y volverte a encontrar...
La vida no te está esperando en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que tenes que alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas es tu vida y si te pones a buscar significados, señales en otra parte, te la perderás.
Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más.
Gabriel García Márquez

Somos los mismos de siempre

Se puede organizar un viaje con anticipación, administrar los recursos de logística, buscar referencias y recomendaciones para el hospedaje y, sin embargo, todo puede fallar. A semanas del acontecimiento, los vehículos pueden tener problemas para abandonar la ciudad, el hotel puede tener problemas con las habitaciones e incluso los viajeros pueden tener un momento de resignación y querer suspender el viaje como consecuencia de los últimos acontecimientos.
Sin embargo, cuando el micro arranca, todos los problemas, todas las historias y dudas quedan alejadas, como en un freezer eterno que nada las despiertan.
Todo viaje es una excusa y toda excusa sirve para realizar un viajar. Un simple recital, un fin de semana largo o simplemente millas ganadas por abonar con alguna tarjeta de crédito. Hasta cierto punto, el fin que nos dispone viajar ya ha pasado a ser, desde hace algunas épocas, una mera excusa para reunirnos y disfrutar de eso que nos hace felices, de eso que nos remonta a un momento extraño y hermoso del pasado lejano.
Quizá sea una excusa para reírnos de nosotros mismos; quizá, simplemente es una mera excusa para poder finalizar el año y reír, a pesar de saber que todos los problemas seguirán el año que viene pero al menos sabemos que nos tenemos los unos a los otros.
Pero no importa que las cosas sigan su curso, mientras al menos por dos horas, podamos sentir que somos y seremos, los mismos de siempre....

Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin.
Antoine De Saint Exupery