Silencios

Hemos pasado horas enteras en silencio. Sin decirnos una sola palabra, pero sin sentir un vacío entre nosotros. Y a eso llamo yo afecto, ¿entendés? A esa plenitud tranquila, que sólo siente uno... con el otro.

¿Nos estaremos hablando sin palabras? ¿Con el simple galopar del corazón?

No. No es que le falte el sonido, es que tiene el silencio. El silencio de mirarte cuando cierro los ojos. El silencio de mis sueños que no dejan de pensarte. El cosquilleo que recuerdo de tus suaves dedos sobre mi pierna. El silencio contiguo de querer decirnos de todo, sin decirnos nada. El silencio de mis suspiros que ya no existen; que ya no salen...

Lo mejor de recordar es que puedo regresar cuando lo deseo; nadie (me) puede robar o impedir eso. Quizá, lo que más me impacta es que, siempre que vuelvo, el recuerdo es diferente. Y si el recuerdo es diferente, yo también lo soy.

Hace días que vengo intentando escribir. Debo admitir que ha pasado bastante tiempo desde la última vez que escribí y eso me genera cierta ansiedad y necesidad, en iguales proporciones. He intentado leer otros libros, escuchar otras canciones, pensar en otros futuros, soñar con esas cosas que no quiero esperar, mirar en todas las direcciones posibles al punto de conseguir un profundo y permanente dolor muscular. Creí, que con toda esa inspiración, las palabras aparecerían solas, pero no fue así; basta sólo con pensarte para que mis manos se automaticen y quieran plasmar lo que siento. Imaginé, que tenía que salir a caminar por la lluvia; esa lluvia que es nuestra única compañía silenciosa. Que nos une, que nos enamora; pero lo único que conseguí fue un simple resfriado, que aún hoy me recuerda que debería de escribir mas impulsivamente, con emoción, corazón y menos mente. Aunque prefiero pensarte en silencio -ese silencio que te ensordece-, mirando pasar el mundo por la ventana de mi escritorio.

Trato de no pensar en vos, pero nada me sale como quiero. Por eso es que te necesito envuelta en mis brazos. Por eso el resto del tiempo, lo dedico a sueños inconfesables.

Por ejemplo... A veces, estando conmigo a solas, con tus manos entre las mías... como ahora, como antes... juro que el mundo se paraliza...

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