Sentarse en un café a la mañana es como tener el control del tiempo, y poder detenerlo para ver como es el mundo desde otra pespectiva. Ver como la gente hace sus cosas sin darse cuenta de que es parte de un todo del que jamás observamos. Tener la posibilidad de descansar cinco minutos del mundo actual, de la velocidad con la que vivimos, me relaja; me hace pensar que existe una forma de ser distanciada de mi mismo, y me puedo dar el lujo de hasta disfrutar de ese café sin presiones y desdichas.
Me deja relajarme, concentrarme en mis sentimientos, pensamientos y emociones; me deja hacer concretos los siempre abundantes sentimientos que invaden mi mente y que nunca puedo ahogar en un simple café.
Me deja relajarme, concentrarme en mis sentimientos, pensamientos y emociones; me deja hacer concretos los siempre abundantes sentimientos que invaden mi mente y que nunca puedo ahogar en un simple café.
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