Nacido para ser salvaje

Recuerdo cuando, ocho años atras mi cuerpo tenía energía reluciente, que traspasaba todos los límites que se me podían ocurrir. Recuerdo que me acompañaba en toda aventura, al espacio, que la predisposición y la entrega era total: Podía mojarme, salir a correr desnudo en invierno, bañarme en champagne, ir a jugar a la pelota enfermo y la respuesta era simple: No obtenía ningún tipo de cuestionamiento o bajeza en mi performance.
Ahora, con el paso del tiempo, mi cuerpo, emociones e incluso mis ganas han ido migrando (Perdón, secuelas de la profesión) hacia nuevos horizontes, hacia nuevos límites e imposibilidades.
Siempre me pregunto si será que la oficina tiene que ver con eso; que de a poco va sofocando y ahogando la energía de mi cuerpo; si el hecho de estar sentado haciendo un trabajo repetitivo no me saca fuerzas para hacer esas cosas raras para la gente normal. Siento que cada minuto que pasa, sentado, atrofiandome en una silla (sin apoyabrazos) es un minuto en donde la energía se va disolviendo dentro mio, y pensar que tanto de lo que pude haber hecho, habrá quedado nomás en mis sueños (¿O pesadillas?)
¿Quién compartirá mi desconsuelo?

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