El Intocable

Nacer, crecer, reproducirse y morir.

Cuatro acciones cuatro definen toda nuestra existencia llevada a la máxima abstracción posible.

Todo acontece en ese instante llamado vida y de golpe, todo se apaga, todo se consume y se acaba. Y no hay desfile. No hay discurso, ni multitudes; no hubo banda de sonido, ni palabras que intenten calmar ese vacío que todos, algún día dejaremos en alguien.
Nunca entendí el simbolismo de tirar tierra. ¿Cada persona lo hará con la misma finalidad? Se que se supone que es un momento para dejar ir, para olvidar. Pero el amor no se olvida. Me siento incapaz de olvidar los momentos que compartimos juntos.

¿Qué se supone que pueda escribir que me haga sentir mejor? ¿Cómo se supone que puedo sentir dolor cuando el mundo me pone a prueba todos los días? Es cierto que jamás tuve sensibilidad para esas/tas cosas, pero quiero creer que, en mismas proporciones, el mundo no me ha dado oportunidades para hacer una prueba fehaciente de lo que puedo llegar a ser capaz.

Yo creo en un alma inmortal. La ciencia ha demostrado que nada se desintegra en la nada. La vida y el alma, por lo tanto, no puede desintegrarse en la nada. Quiero creer. Necesito creer. Quiero creer que estas por acá, en la briza que entra por mi ventana; en el rayo de sol que aparece desconcertante de la lluvia al cruzar la nueve de julio; que incluso ese mismo día, tu día, tu último día, apareció un micro lleno de gente vestida de roja. Quiero creer que ahora si, podes hacer honor a tu nombre.

La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte. Sabemos que un día vendrá, pero nunca sabemos lo que es.

Espero que, sea lo que sea, la estés disfrutando a tu modo y que siempre estés en ese lugar que te corresponde: Mas allá del bien y del mal...

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