Expectativas Vs. Realidad

¿Cuantas veces sucede que la realidad nunca se presenta de la forma en la que nos la imaginamos? Incluso a veces ni se asemeja a lo que deambula por nuestra mente. Una amiga siempre solía decir que lo mejor que se puede hacer en todos los casos es, simplemente no pensar en ellos y dejar que los mismos sucedan de la manera en la que se tienen que ser. Pero eso no es una respuesta posible para mi; soy demasiado analítico, maniático, estructurado, calculador, tímido y especulador como para dejar que una cierta cantidad infinita de variables libradas al azar me organicen mi vida, todo tiene que estar perfectamente analizado con sus respectivos factores negativos y positivos. ¿Se imaginan un mundo donde todo suceda como uno exactamente lo imaginó en su cerebro? Uf! Pero quizá no hace falta llegar al extremo de pensar que todo es predecible, quizá con el hecho de aceptar que hay cosas que están a nuestro alcance y otras que aún no pueden ser demostradas y comprendidas por mi (lo voy a hacer personal) persona, de esta manera extraña, pueda apreciar lo que lo inesperado tiene para ofrecer(me).
Por lo pronto me limitaré (osea trataré) de no querer interferir en el tiempo y en el espacio, de no controlar lo que escapa a lo inesperado de la vida, a no querer saber de antemano el futuro para ya posicionar y mentalizarme en como debería ser la noche, el día, la cena o mi cara. Es que ese es el problema principal: Una vez que mi mente ha llegado a un resultado, se hace imposible disimularlo facial y corporalmente. A todos quizá nos ha pasado de aceptar un plan incluso sabiendo que no hay manera de que este sea un plan positivo, pero a pesar de tener que buscar siempre lo negativo (o real, repito como siempre) hay que dejar que la vida, el momento o el otro nos sorprenda.
A fin de cuentas, lo importante debería de ser siempre hacer lo que uno siente, a pensar de las repercusiones que genere nuestra decisión. Ser honesto. No mentir ni disfrazar la verdad, no amañar (Que palabra extraña) las cosas del modo que mas te convenga.

¡Vamos la espontaneidad!

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