Hoy cuántas horas van cayendo
en el pozo, en la red, en el tiempo;
son lentas pero no se dieron tregua,
siguen cayendo, uniéndose
primero como peces,
luego como pedradas o botellas.
Allá abajo se entienden
las horas con los días,
con los meses,
con borrosos recuerdos,
noches deshabitadas,
ropas, mujeres, trenes y provincias,
el tiempo se acumula
y cada hora
se disuelve en silencio,
se desmenuza y cae
al ácido de todos los vestigios,
al agua negra
de la noche inversa.
Pablo Neruda
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