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Una onda ochentosa invade mi cuerpo; como si de repente, todo lo que veo y hago es viejo. Me siento viejo. Si, debe ser eso, seguramente. Escuchar Jimmy Hendrix, The Doors, Led Zeppelin o Pink Floyd como diría Homero, la onda que era mi onda ya no es buena onda y de repente veo todos mis ideales que ya nadie tiene en cuenta. Me imagino de grande, de mas grande y me auto-aborresco. Me imagino parecido a mi viejo y me doy asco. Imagino intentando parece a un Hank cualquiera aunque en el fondo no lograría llegar a ser mas que un Bill.
Cuantas veces me hubiera gustado salir corriendo y recorrer el mundo. ¿Hacia donde? Hacia ningún lado y hacia todo el mundo, incoherencia como resultado de mi profesión y del mecaniso de auto-defensa.
Esa manía de compartir el sentimiento con tristes canciones de amor. ¿Porqué el mundo se siente mas identificado con canciones que narren finales tristes a aquellas que cuentan -mentirosas- historias de amor?
Los finales felices pueden tener una mala reputación, pero sí suceden; y cuando suceden son tan verdaderos como los finales tristes aunque eventualmente creo que simplemente hay que decir "l Demonio! (U otras palabras que sirvan al mismo propósito. A fin de cuentas, todos los finales felices siempre, SIEMPRE se tiñen con una mentira que lo nubla...
Que no pase el tiempo, al menos para mi.

1 Sentimientos

Pufla dijo...

Que el tiempo no pase para mí tampoco. Siento lo mismo que vos...
Muy bueno el blog.
Saludos,