El ser que no soy

Algunas desiciones, uno las hace con las ganas del momento, con esas que motivan al cuerpo y así, casi sin meditación alguna, pensamos que es lo mejor; no nos sentamos a pensar en los pros y contras. No nos ponemos a investigar cual es la mejor salida o respuesta.
Otras, simplemente se hacen con el corazón: Porque creemos que lo mejor está por venir, que hay fuerzas invisibles que nos hacen mover de alguna u otra manera casi inexplicablemente todo nuestro ser. Tampoco pensamos el porqué, simplemente porque el mismo bombea un caudal de adrenalina imposible de controlar en nuestro pulso, que se acelera y se contrae con mas fuerza aún cuando queremos intentar (en vano) detenerla.
Otras, la simple ilusión de un cambio, ayuda a pensar que lo mejor está en otro lado, a la vuelta de la esquina, como decía mi abuela. Que es necesario hacer pequeños (¿Pequeños para quién?) sacrificios para ganar otras tantas satisfacciones y oportunidades a algo nuevo que vendrá; porque siempre viene algo nuevo cuando uno tiene la chanche. ¿Pero quién lo asegura? ¿Quién nos asegura que eso que viene es lo que estabamos buscando?
A medida que el SI en mi cabeza iba tomando fuerza, determinación, forma, color y, que encontraba razones positivas y reales que lo justificaban, mas grande era el vacío que sentia en mi pecho.
¿Quería yo enterarme de esta noticia? ¿Era justo lo que estaba necesitando? ¿Ese vacío es una señal?
Siento ganas de llorar, de la impotencia, porque se que estoy matando, aniquilando al ser libre que anhela despertar en mi. Se que es la posibilidad de dejarlo salir pero siento que tengo miedo de hacerlo. Tengo miedo de que sea una de esas posibilidades que jamás va a volver a aparecer y me entristece saber que en algún momento de mi vida me voy a preguntar a que lado me habría llevado ese camino. Mi oportunidad de comenzar de nuevo.
También soy consciente de que lo demás no importa, de que hay una sola luz en mi burbuja. Miro mi alrededor y veo todo lo que conseguí, todo lo que luche, todas las cosas que hice bien, todas las que hice mal. Que después me reprocharé no haberlo dejado salir e intentar conseguir esa felicidad que todos buscan pero que sólo unos pocos se atreven a dar el primer paso.