Malditos Celos Parte 2

Dicen que la verdadera felicidad tarde o temprano siempre llega. Que el amor aparece justo en el momento en el que ya dábamos todo por perdido. Que la vida se encarga de reponernos uno a uno los dolores que nos causó; esos dolores que si bien nos ayudaron a crecer como personas y a hacernos más fuertes, nos costaron innumerables noches de desvelos y lágrimas. De miles de noches de sentir que la soledad nos acecha y que está a punto de encontrarnos para acompañarnos durante el resto de nuestra vida.

Que sin embargo, después de tanto dolor y sufrimiento reaparece esa esperanza que creíamos olvidada. Que la vida nos termina devolviendo aquellas ilusiones de las cuales una vez, ya nos había despojado. Esas ilusiones que nos vimos obligados a guardar por el tema de la nueva decepción todavía mas difícil que la anterior. Y luchamos contra ese mundo de contradicciones: prometiéndonos que nadie jamás nos hará sufrir de nuevo, que no volveremos a entregar ese universo de sueños que tantas veces destruyeron. Mientras, inevitablemente, se aferra el corazón a lo perdido, porque por otro lado el corazón reclama a gritos que se le devuelva esa confianza que hace tanto tiempo atrás vio disolverse en tan sólo un puñado de segundos. Pero de un momento a otro, en el más inesperado quizá, revive el amor, y con él, la esperanza, la magia y el encanto. Y anhelamos el sentimiento de entera plenitud que nos rodeaba al estar en ese universo perfecto; y sólo ahí entendemos que a pesar de todo, tanto dolor no fue suficiente. Que queremos y sobre todo, necesitamos amar y sentirnos amados.

Y después de todo, ahí estamos de nuevo, en el mismo lugar en donde alguna vez nos juramos no volver a estar: Confiando y creyendo que "esta vez puede ser diferente". Cuando muy en nuestro interior, el miedo que habita en la caverna más oscura de nuestro ser, se encargará de invernar y esperar, a que sigilosamente, vuelvas a creer para despertar y volver a atacar.

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